miércoles, 21 de agosto de 2024

Lo que la rabia no te dejó ver; lo que el agradecimiento aclara

 

Se me ocurrió este título como cortinilla para hablar de la solapada misandría sistemática que opera dentro de una empresa en particular, pero los viajes en Metro me permitieron profundizar y llegar a otro tema, a otro puerto: el agradecimiento. Lo simpático (usar este término es muestra de mi ánimo agradecido, pues llegué a considerar hablar de crueldad; en este caso, "lo cruel") es que los retos, las responsabilidades que sobre mí recaen, se han incrementado desde hace tres años, impidiéndome saborear, degustar los triunfos personales. En ese entonces, en plena alharaca post-pandémica, ni concebía como posible los logros tanto artísticos, como profesionales, económicos y emocionales con los que hoy tengo el gusto de trenzar mis días, mis tardes y mis noches; mis lunas y sus eclipses; los diversos placeres de estar con mi pareja. Me va bien, solo que las cosas alrededor son también más exigentes. En un corre corre laboral, en alguna de mis jornadas de bombero académico extintor de incendios, escuché la obra de The Caretaker depurándola a través del tamiz de la lucidez de su amigo, Mark Fisher. La combinación fue infalible... no puede ser que cada segundo de nuestra vida de adultos consista en preguntarnos "¿cómo hacer para ganar más dinero?". Seré abierto y más preciso: recientemente, a veces, ante los problemas, ante las dificultades, ante los saldos en rojo, me reprocho, no necesariamente ante el espejo, pero sí entre los vapores del insomnio que no consiste en no-poder conciliar el sueño, sino en despertar al despertador, por no haber hecho esto o aquello, por haber leído tanto en vez de lanzarme al trading... "¿cuánto dinero tendría ahora si le hubiera parado bolas a ese mancito de Amway por allá en el 2015?" - fantaseo. Y pues sí: quizá recién empiece a comprender las consecuencias de todos esos años de desempleo en que parasité a mis padres y las fiestas de mis seres queridos, embriagándome de la delicia oscura y de la épica bohemia de los más excelsos escritores, usando la misma ropa durante casi tres años consecutivos; sin embargo, el concepto "consecuencia" es vasto y nos permite no solo lo perjudicial sino además lo beneficioso. Esta exploración a través del predominante aislamiento y de la decisión de permitirme el contacto social - la fiesta - principalmente a través de la literatura y la música, no fue una búsqueda de orden intelectual o académica sino existencial, cuestión de supervivencia, y es lo que hoy me ha permitido crear, tanto canciones, como cuentos, como cursos enteros para diversidad de estudiantes. ¿Pude obrar de otra manera? Pude obrar de otra manera y hacer muchas otras cosas más, pero, ¿cuál es el opuesto a ser un "ser en falta"? Lo sintetizo en una de mis canciones: "porque hoy veo lo que hay, no lo que queda". Sí: agradecer y agradecerme. Lo que estudié, lo que creé, con mi vida lo comprobé; ahora eso es lo que comunico. Las piedras del camino, son el camino. La naturaleza no soporta un solo empresario más. Y, pues sí, soy un narrador y, "disfrutando del suspenso, aquí voy".