Hay un ejercicio de calentamiento
de la voz que consiste en preparar el aparato fonador dejando salir la voz libremente,
sin cuidado ni miramientos estéticos, pasando por todo el rango vocal,
partiendo de un grave balbuceo hasta un nasal tono agudo. Es recomendable
hacerlo con cada vocal y con varios fonemas. No es agradable al oído pero sirve
y relaja. Da una idea de ensanchamiento, de estiramiento y docilidad. Suena
destemplado pero te permite conocer qué tan bajo y qué alto quieres y puedes llegar.
Esta dinámica tan específica he decidido aplicarla a mi modo de vida: no ser
tan preciso en el solfeo, probar con destemple actividades y rutinas, volver
más maleable esa idea de la persona que imagino ser. Buscar trabajos freelance,
amar sin desconfianza, improvisar, colorear saliéndome un poco de la línea. Ser
ambicioso no es lo mismo que ser pretensioso. Siempre me asusta recordar que fingir en inglés es to pretend.
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