sábado, 23 de julio de 2011

Polémica pero nunca mediática


Respeto los misterios del dolor porque demuestran lo poco que nos conocemos. La muerte de Amy Winehouse es un encuentro con lo que podría llamar, de modo descarado, “mi época universitaria”. He sido un seguidor muy distante pero igualmente agradecido y este episodio ha logrado ubicarme en un estado de revelación múltiple, en el cual su música y, particularmente, las grietas de su voz, ya estarán comprometidas con los recuerdos de estos años hermosos que aún vivo pero que ya parezco extrañar. La música teje mi vida.

Brindo por ella, para agradecer.

(Según he leído, ella sólo quería hacer música que le hiciera olvidar a las personas lo enojadas que están. Una marchita causa noble que se mezcla con los hechos de Oslo; ahora no pareceremos erráticos quienes advertíamos sobre el fundamentalismo occidental)

lunes, 4 de julio de 2011

...que mis ojos saborean como gelatina


Cambia la pasión,
sobrevive la necesidad;
puedo vivir sin reloj
pero no sin variedad.