sábado, 18 de febrero de 2023
"Tú, de quien son los siglos y el tiempo"
lunes, 13 de febrero de 2023
Un correo a T.A.P.
Hola, Patxo. Mucho gusto: Soy Juan Sebastián. Vi tu publicación en Instagram y quise participar de manera activa. Gracias por esta oportunidad. En realidad, lo que te envío, es un resumen, un grupo de ideas que surgieron fruto del permanente esfuerzo por comprender mejor este fenómeno. Ante todo, quiero resaltar que si bien las expreso como máximas, no creo que sean verdades ni mucho menos recetas. Son simples elucubraciones tras veinte años surfeando esta alta ola, cinco de los cuales he mezclado con un proceso de terapia psicoanalítica junto al profesional Juan Fernando Pérez, en Medellín, desde donde te escribo. No sé si corresponden debidamente a lo que pediste, pero de corazón espero que algún par te sirvan:
La ansiedad para mí es la manera como decidí nombrar una forma turbia de mi sentido de percatación. Es algo que me hago, una forma de autosugestión cuyo inicio coincide con otros procesos fantasiosos mediante los cuales estimulaba en mi sensaciones físicas (desde la excitación sexual hasta dramas esenciales para un cuento o una canción).
Esto que he decidido llamar ansiedad, que es un resultado, síntoma y no raíz, es todo menos una puerta cerrada; al abrirla, nos aventuramos al sustrato que dio pie a esa primera crisis. Sumergirse en ese sustrato es casi nadar en líquido amniótico, en el fango primigenio de nuestro ego, de nuestra identidad.
Esto que me acostumbré a llamar ansiedad, tal vez no corresponda a lo que otras personas padecen y por eso debo estar atento o ser flexible a renombrar el fenómeno.
Lo que este fenómeno proporciona a la vida es una oportunidad de evolución desde el amor, o, para las personas que no soportan esta palabra, desde la capacidad de dar y corresponder al afecto.
Así como el alimento es información, la información es alimento: nada es inocuo, ninguna letra de ninguna canción; ningún comercial de televisión, etc. Todo reclama su cuota de peso psíquico.
La ansiedad no surge siempre por un mismo y único motivo. Es una forma de reacción, una costumbre psíquica, un estilo de comportamiento.
Una persona ansiosa, casi siempre, es una persona potente y vigorosa, vital, pero que no cuenta (por múltiples motivos) con ESA herramienta para apropiarse de su propia fuerza vital. Va más allá de decir: “Líbido no descargada”. Como dice la canción de Ugly Kid Joe: “Sex is overrated too”. Tiene que ver más con los juegos de seducción y su potencia.
La indecisión conduce a la ansiedad, la alimenta, la sostiene.
Cuando a un caballo o a una yegua lo ven o la ven ansiosa, le aplican la potrero terapia.
Esta ya la escribí en una de tus publicaciones: Dentro de mis descubrimientos personales he venido comprendiendo (es algo personal, por supuesto) que la ansiedad, en mi caso, tuvo varios afluentes: uno de estos es la creencia inconsciente que tilda la calma y el sobrio disfrute como síntomas de una "persona tonta", y la ansiedad y la agitación como algo característico de la viveza (y a su vez, creer que viveza es sinónimo de inteligencia).