sábado, 21 de octubre de 2023

Acerca de escuchar los mensajes en 1.5 x o en 2 x

 


Dicen que el narcisismo es un fenómeno basado en un problema de escucha. Esta acción, tal estado de existencia, "escuchar", es quizá mi epicentro vital. Escuchar es también escucharse; la memoria filtra la información, lo que fue más que un mero estímulo. La voz contiene lo que el oído percibe: este axioma es una severa advertencia, y siento temor... Recientemente me he encontrado en la siguiente situación: no entiendo lo que dice la gente, siento que hablan muy rápido, principalmente los estudiantes; algunas veces, incluso, velozmente y con mucho volumen. No es que su mensaje se desvanezca en lo que podríamos calificar de "miopía auditiva", y que me llevaría a considerar un déficit en mi sentido de la escucha; no, no es eso. Lo que me pasa es que percibo su voz como un gorjeo gangoso, que se ralentiza cada tanto en la débil cadencia con que entonan términos cada vez más minúsculos ("mor", "nea", "lit", por ejemplo). Yo prefiero morar en la palabra, y, al pronunciar, darle su espacio, tono, timbre, y justa duración. Incluso en los audios de WhatsApp me he dado cuenta que me gusta primero diseñar lo que diré, evitar lo extenso, exigirme ser preciso. También, me prohíbo escuchar esos audios venidos en mensaje aumentando su velocidad en 1.5 x o en 2 x. Recordemos la advertencia que es axioma: la voz contiene lo que el oído percibe, y tal vez por eso este hábito de perpetuar el afán y con afán escuchar, ha implicado un hablar cada vez más afanoso (aunque no necesariamente asertivo o eficaz, pues además, ¿qué de bueno hay en el afán?). Esta particularidad nos hará creer que estamos evolucionando, mas no estimo posible que en la mera alteración anide la semilla de la evolución. Es decir, no creo que todo cambio sea avance, no creo que toda transformación sea un buen augurio evolutivo. Creo que el rigor, la dificultosa capacidad de saborear vívida y sobriamente cada instante, atender a los matices, conduce a la agudeza, y en este sentido, a la evolución, al incremento de conciencia. En el afán, en la velocidad perturbadora, perderemos mucho, o al menos yo cada vez me sentiré más aislado en la lentitud que es memoria, en la acción dinámica que no es frenesí, en las pinceladas del cielo, en la espuma de la cerveza, en fin...  en todos esos hermosos momentos que solo se pueden percibir a través de la calma del equilibrio.