miércoles, 21 de diciembre de 2016

Palabra pez


Noviembre, sin saberlo, era un atardecer. Diciembre me recibió con una traición servida. Mi resiliencia fue perderme en Teen Town de Jaco Pastorius. Desde esa noche angulosa y sin colores me vine a la música, a la escritura convulsa, al crear, al irme de fiesta todos los días y al madrugar para hacer ejercicio. El dolor lo sentí primero y tanto en la mente como en el cuerpo. Luego el dolor, luego lo amargo, luego el querer ignorar. Está ahora sentada en la sala una tristeza alegre que no hago sino llamar agradecimiento. En este momento me tomo otro vino, otra copa que siendo otra valoro como ninguna otra. La capacidad de vivir el presente es no pensar en la siguiente sino beberme esta tan lento y sabroso como si fuera la última. Soy de los que conoce el amor leyendo y vagando en bares. Empiezo a creer en la buena suerte: la puerta y el vaso necesitan del vacío para ser útiles.