Cierto cine norteamericano está basado en el derroche. No se
aprovechan al máximo elementos emocionantes. No es necesaria una plaga; basta
con una situación y una sola cucaracha. Recuerdo esa película en la que Jim
Carrey obtiene los poderes de Dios. De por sí, el mero hecho de encontrarse con
Dios, de un diálogo con él, ya es
suficiente. ¿Qué haría Jean Cocteau con esta idea? En la misma película, por
la mañana y por la noche, el protagonista escucha dentro de su cabeza todos los
rezos, todas las súplicas a él dirigidas; ¿no es eso suficiente? Pienso en
Funes el Memorioso de Borges o en Mulholland Drive de David Lynch… Creo que destacar este
aspecto es importante (Otros títulos: Face/off, Constantine, Misión Imposible) porque representa un modo de
vida típico estadounidense. Su cine lo exportan y lo venden tan fácil e
irresponsablemente como su estilo de vida ideal, y cuando uno conserva la
intención de crear, se debe proteger de los imaginarios que estos productos
generan y engendran. ¿Cómo definir lo emocionante? ¿La acción? ¿El heroísmo?
martes, 30 de abril de 2019
viernes, 26 de abril de 2019
Creampie
Este abril fue un mes de
escritura y vida. Si debiera decir de qué trató lo resumiría en un nombre (que
contiene muchos otros nombres): Fernando Pessoa. Su facilidad y estilo para aceptar
las múltiples voces que lo habitan, y desarrollarlas como posibilidades de
expresión, me invita a aceptar las que están dentro de mí. Esto me llevó a escribir
mucho y publicar nada. También reflexioné: mi búsqueda actual es pararme con
mejor postura, procurar ser justo, aprovechar mi tiempo (y todas las divagaciones acerca de lo que
es “aprovechar” el tiempo me llevan a una idea mayor: vivir la vida). También, surgió la pregunta: acaso, de tantos condones usados, ¿no me habré
acostumbrado a ser infecundo? En eso ha consistido el futuro: que el placer sea cada vez más inconsecuente. Mi obra, de modo contrario, sobre todo las canciones y los cuentos,
es la semilla con la que pretendo ser fecundo, preñar a la sociedad que habito. Debo habituarme a las consecuencias.
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