martes, 29 de octubre de 2013

Sé el verbo que te de la gana ser.


Momento incómodo de perturbadora contradicción; al intentar hacer de mi vida una hoja, me encuentro con que no he tenido otra vida o experiencia que la mental. Tal currículo, tan exigido y usado, lo veo como una síntesis inadecuada en mi caso. La carrera me ha brindado un filtro;  tras ese filtro, estudio y vivo. Me siento orgulloso de haberla cursado, pero no respondo ante la incertidumbre agitando un diploma que me declara Comunicador Social y Periodista. 
Creo que soy algo más que ello; que mis capacidades no  se limitan a las del plan de estudio, ni tampoco que exista un perfil o un destino manifiesto. Siento que el hacer, la cotidianidad y la constancia a lo largo de determinado tiempo, son lo que me definen, me capacitan y también, me anulan. No distingo lo personal de lo profesional; el tiempo es uno, uno vive una sola vida. La juventud es voluntaria. 
Si se trata de conseguir dinero, de sobrevivir, entonces es fácil; el problema es que cuando no se sabe para qué se quiere o se necesita ese dinero, si no es preciso el monto que define la prosperidad, el individuo es vulnerable a la esclavitud: jamás será suficiente; los créditos bancarios, el insomnio, las taquicardias, el estreñimiento y el tener que recurrir constantemente a los abogados, se hacen usuales. La amargura nos torna insatisfechos y aún así pretendemos la fidelidad. 
Bien podría decirse que se vive con comodidad cuando de patria y religión se es capitalista. Pero, ¿acaso estamos todos llamados a la homogeneidad? El universo existe por voluntad consciente; no inventamos y aprendemos palabras solamente para escribirlas o decirlas, sino para habitarlas y vivirlas.

domingo, 20 de octubre de 2013

“no pretendas”…


Solamente intenta no pretender comienzos durante los finales o finales durante los comienzos; intenta incluso no distinguir un comienzo de un final. Trata además de no humillarte ante la angustia existencial y de no quererla calmar mediante un trato social  y económico; no hay conciliación: hay que sufrir lo que se quiera sufrir y gozar lo que se quiera gozar; vivir la realidad o simularla, más no conciliar entre la creencia personal y la de los demás a menos que te sea natural. La amargura te torna insatisfecho; Dios ama el amor. 

martes, 8 de octubre de 2013

He de suponer...


...que las dudas de los personajes que imagino son mis propias dudas, aunque sus vidas no sean la mía, ni tampoco dependan de mí sus puntos de vista.