domingo, 30 de octubre de 2011

lunes, 24 de octubre de 2011

Niebla de números



Desde el lenguaje es fácil manipular todo sistema de medida

domingo, 23 de octubre de 2011

Ctrl + V



Siempre "volverá a ocurrir" si se actúa por el afán y el desespero propios de aquél que intenta huir de su pasado.

miércoles, 19 de octubre de 2011

La mano que no tomé


Baila bailarina y déjame tu cuello; cruel escenario donde yo he de callar.
Sé tierna con tu silencio, vano artilugio que lucirás cual verdad. Baila y baila lejos de mí que así permaneceré: sin quererte dominar, mejor bailarás.

martes, 18 de octubre de 2011

Sobre taurinos y anti taurinos




El verdadero reto

Me he preguntado por mi postura frente a esta disputa que pareciera requerida por ambos lados de la opinión. No siendo taurino ni anti taurino, reprocho por la apasionada forma como se han enfrentado. Este breve texto es sólo mi parecer.

No estoy de acuerdo con los anti taurinos cuando humanizan al toro; es decir, cuando exclaman su pesar por el “torito”, o advierten que es una injusticia. También me ha dolido ver el video del toro que llora pero creo que la "verdad" sobre la justicia o la injusticia no se pueden plantear externamente, sino que es una condición resultante de la reflexión personal. Explico: sólo yo y para mí puedo calificar como justo o injusto un determinado acto, mas no puedo advertir que ese acto resulte igual para todas las demás personas. Es como cuando un padre con grandes elogios y exclamaciones, falto de toda mesura, adula a su hijo por un acto que ni siquiera mereciera ser notado; esto ocurre mucho en los colegios de música. A mi modo de ver se está cometiendo una injusticia con el hijo porque se le está admirando por algo que no es para tanto, pero si ese hijo no es consciente de esa injusticia, ¿cómo podré calificarle de injusta?
Digo esto porque algunas queridas amigas anti taurinas arguyen que se está cometiendo una injusticia con el toro y que si fuera por voluntad del animal, no estaría en la arena… pues bien, si el animal fuera tan consciente de su falta de voluntad y de la injusticia que con él se comete, sencillamente, se quedaría quieto u optaría por una resolución inteligente que le sacara del ruedo; pero en cambio, es víctima de su instinto y arremete contra el torero. Similar es la situación de los hombres con los bancos; deberíamos quedarnos quietos, no dejar que manipulen nuestros complejos, y así los banqueros no se llevarían nuestras orejas.
Siento que el problema radica en lo viciada de nuestra conciencia; cada día se necesita de más jueces para estar libres del "terrible" error: psicólogos, médicos, profesionales de área y jueces mismos.

Igualmente no estoy de acuerdo con los taurinos como tampoco estoy de acuerdo con quienes promueven la carrera espacial y la energía nuclear. Son señales de torpeza y egolatría. Principalmente los taurinos disfrutan este supuesto acto cultural porque le temen al toro; si no fuera así muchos de ellos no se impresionarían viendo una pelea de perros o de gallos. A diferencia de estos últimos, el toro no es una popular mascota ni ha sido dominado por la naturaleza coercitiva del débil humano. El hombre, y ahora más que siempre, le teme a la naturaleza y la sangre que brota del lomo del animal, le anima a creer que ya está libre del peligro. Eso sí reconozco que mi pleno disfrute en las corridas es cuando el toro cornea al torero o cuando se sube en las tribunas y regala algo de fecundo pánico.

Por tales, considero que la tauromaquia, junto con muchas otras formas de dominación humana, está destinada a desaparecer en la medida que adoptemos una nueva concepción del hombre en la tierra; es necesario redefinir nuestro destino dentro del ecosistema. Siento que el equilibrio es la tarea de los próximos siglos pues hemos descubierto que la felicidad no es andar en una Harley Davidson a 200 kilómetros por hora, comiendo chicle y relajándonos con un Red Bull. Creo que el hombre ha de vencer ese temor por la naturaleza y se reconocerá en ella con calma y humildad; sin quererla dominar sino contemplándola como parte de sí.

De modo retórico quiero preguntar por qué es necesario matar al animal si el verdadero reto, bajo mi consideración, sería que el toro saliera de la plaza empinado y tomando café.

viernes, 7 de octubre de 2011

¿un mantra?



Mejor será morir viviendo que vivir muriendo.