Alguna vez pensé que el estilo divino era la ironía y posteriormente deduje que la ironía era perfección. El problema de esta afirmación es que enfrenta aquella teoría cultural que referencia la ironía como una forma de evasión, negligencia o mentira. Quizá sea una forma lista de ser y serse honesto. Por ejemplo, tengo entendido que hace años, las fotos antes de revelarse (bella palabra), eran exactamente su opuesto; el negativo fundamentaba lo que luego reconocíamos. Ya todo ha cambiado y es que el cambio es inevitable, a pesar de no saber si alguna vez se está dispuesto a soportar el temor que incita reconocer que se está preparado para el futuro. Es algo que genera un pavor propio del héroe pronto a finar: (Silencio. Entra el héroe típico occidental y habla)… Estoy preparado... (Fade a negro y luego se ve al hombre hecho héroe desvanecerse como cuando el cine acelera el ciclo de vida de un girasol).
Por tal creo que "el estilo divino" no es justamente la ironía sino la promoción del desapego y la fortuna de saberse capaz de soportar la condición imprevista que nos proporciona el pensamiento. Creo que es digno creer que hay bondad y belleza porque aquel que la niega y se resigna a las lamentaciones, simplemente está apegado. Para sospechar, hay que entender. Luego de entender, sólo hay belleza y perfección. Es necesario admitir los errores. ¿Irónico? No: continuo, es decir, eterno.