Mis padres me enseñaron que la
ocasión hace al ladrón. Imaginemos un almacén al que le han roto a pedradas el
cristal. La gente puede entrar y salir. En un momento, algunos osados entran y
sacan objetos de valor. Luego, cientos se suman. Al cabo del rato, son miles.
El dueño del almacén intenta poner otra barrera, otro cristal, pero los
ladrones empiezan a reclamar y derrumban todo. Incluso llaman “anticuado” al
dueño. “Ahora las cosas son así”, le dicen. Tal sucede con la industria de la
música. ¿En qué momento empezamos a regalar nuestro trabajo? Sí: soy ferviente
seguidor de romanticismos tipo “la música es de todos”, “la música es el pulso
del corazón popular”, “la música es un espíritu que llama a sus elegidos”. Creo
en eso, pero lamentablemente no somos tratados ni beneficiados como a los
sacerdotes, ni como a grandes industriales y ni siquiera como los cafeteros
inscritos en gremios. El músico, el creador, está solo. Y el robo se hizo costumbre
y se dejó de llamar robo; ahora es “un nuevo modelo”, pero no por generalizado ha
dejado de ser usurpación. Comprar discos es de fetichistas: ya está Spotify,
YouTube. El facilismo vuelve a ganar otro imposible.
Este escrito me lo inspira la
respuesta de una señora. Me dijo que no compraba CD’s ni Discos porque no era
consumista y no respaldaba el derroche. Bien… sería válido si no gastara TANTO
en bolsos, zapatos, ropa, prendas deportivas, gafas, accesorios, decoración
para el hogar, productos para el pelo (no me refiero a una higiene básica), bicicletas…
y un etcétera fácilmente evidenciable.
Ahora bien, tampoco soy ciego a
los avances. Pero hay que tener presente que la tecnología es una filosofía. Sí:
la tecnología es una filosofía. Y bien, su efecto en nosotros debe ser
asimilado con cuidado. ¿Qué ventaja hay en tener todo gratis? ¿Qué se fomenta?
Pagar por algo no siempre es una imposición o un gesto propio de un mundo en
ruinas: en absoluto. Poder pagar, sea como sea, por algo, por un producto, es
darle una continuidad a nuestra fuerza de trabajo: con determinado esfuerzo
hice tal tarea. Por realizar tal acción me pagaron un valor que la representa.
Parte de ese valor me permitirá obtener ciertos productos. Algunos me vendrán
gratis, pero otros, dado que corresponden a una acción esforzada de otros,
también merecen ser pagos. La justicia es la playa donde golpean las olas de la
lógica.