domingo, 27 de diciembre de 2020

Reflexión Causa


El modelo de negocio y el producto se corresponden entre sí. El pan blanco, industrial, depende de su modelo de negocio, y ese modelo de negocio termina afectando la naturaleza, la calidad de ese producto. Creo que también pasa lo mismo con la música: la industria discográfica debe adaptarse a las nuevas tecnologías: el rockstar, por ejemplo, empieza a desaparecer, a cambiar, a transformarse al punto de no retorno con respecto se va consolidando en la cotidianidad, en la omnipresencia, el internet. 
Ya lo advertía Rafael, mediante Heráclito, en su obra "La Escuela de Atenas": "toda autoridad es pasajera". En parte, por eso, en una de las más recientes canciones que escribí, digo: "¿Qué tan pasajero es lo que vendrá?"

miércoles, 16 de diciembre de 2020

Leer y escribir el cuerpo

 

Debo confesarlo: uno de mis grandes descubrimientos de este año, fue un canal de YouTube. Se trata de Athlean X, más precisamente, de Jeff Cavaliere, el entrenador fundador del mismo. Durante años busqué ejercicios y rutinas qué implementar, y mediante las cuales sentirme más fuerte, mejorar mi estado físico, corregir mi mala postura. El resultado de mi búsqueda era la prolongación digital de lo que niño hallaba en la unidad deportiva de Belén o en el patio del colegio: gente intimidante, con un cuerpo suficientemente ejercitado y cultivado, balbuceando ideas entre su jadeo y su cansancio. Estas ideas eran soportadas en su experiencia, y sus músculos eran su único argumento: ¿cómo contradecir a alguien que tiene un six pack, o pectorales grandes y anchos? En realidad, aunque me intimidaron, nunca me convencieron. Las “velitas” y las “barritas” me vencieron; las pesas me superaron; el sudor en mi frente tardó horas en aparecer. Pero cuando descubrí el canal que defino como uno de mis grandes descubrimientos de este año, fue distinto: la lógica, la ciencia detrás de cada rutina, la concepción íntegra de mente – músculo, me encantaron, me hipnotizaron. No pensé que implementaría los ejercicios que Jeff propone; ni siquiera estimaba la posibilidad de pasar del nivel de principiante a intermedio: en un principio, simplemente veía los videos con gusto, para comprender mejor la función de determinado grupo muscular, o saber cuántas calorías consumía en una noche de copas (…y cuántos burpees debía hacer para quemarlas…). Sentí que nunca había comprendido mi cuerpo y mi metabolismo: crucé la frontera de mis prejuicios y reconocí sin angustia ni conflicto la riqueza, la generosidad, que nos brinda este popular youtuber. Por citar un ejemplo, en armonía con la introspección que tanto me apasiona, en uno de sus videos él plantea la importancia de determinar claramente las razones por las cuales uno se ejercita (… o deja de hacerlo). Sin esta claridad, el propósito, muy probablemente, será vulnerable al menor obstáculo, o a la impaciencia. Esto fue decisivo, en mi caso, para persistir. Y quiero enumerar algunas razones:

1. Ejercitarme, como escribir antes de dormirme, me hace bien. Me tranquiliza. Es como si la ansiedad se desinflamara en mi interior.

2. Me acerca a conceptos existenciales fundamentales, como la fuga de energía, o la correcta relación entre la mente y el músculo; con respecto a esto último, cuando me subo a una barra, cuando hago una dominada, establezco un puente entre mis bíceps y mi mente en el chispazo de un pensamiento. Es un trazo de conciencia que echa luz sobre los músculos. Esto, en un sentido psicoanalítico, es cultivar el cuerpo, y me atrevo a decirlo: a crear el cuerpo. El organismo es la maquinaria: el cuerpo es el resultado de la apropiación que logra un sujeto sobre el organismo del que está dotado. ¿Qué era el hombro para mí? ¿Existía? ¿Los antebrazos? ¿Los flexores de la cadera?

3. En este sentido, me acerca a la verdad de mi organismo: es una expresión problemática, lo sé, pero a mi modo de ver, el cuerpo, o mejor, el organismo es una maquinaria perfecta: sabe aprovechar completamente los nutrientes de un mango, de un plato de avena, de una guayaba.

4. Comprendo mejor la función de los músculos y me incrementa la capacidad de resistencia. Antes, hace muy poco, cuando no hacía nada de ejercicio (es decir, toda mi vida hasta el julio pasado), me mareaba con facilidad. El ejercicio me exige, me fortalece, y no solo la zona abdominal, mis piernas, mis brazos: también el cerebro, mi respiración, mi palpitar.

5. Hacer ejercicio impacta mi emoción, mi intelecto, mi intuición. Este impacto, en cuanto es vivaz y me entusiasma, considero que es positivo.

martes, 15 de diciembre de 2020

Bai, bai, Lobito.

 

Con el juicio en el lagrimal, nos miramos y nos señalamos: “Medellín es un pueblito”, y procedemos a juzgar los motivos, las causas. Hoy quiero pensar, de manera caprichosa, sin la razón del argumento, por intensidad de agobio, que la culpa -si es que ser un pueblito da para culpar- es de las élites. Por élite no me refiero a “gente de plata”; me refiero a quienes por convicción –incluyendo firmeza y cobardía- optan por aunar su proceder al discurso social de Medellín. Es decir, a quienes creen que hay prototipos como Bancolombios, Pascasios, Alpujarros, y que, creyéndolo, comprendiéndolo así, se admiten, se ubican, y se buscan el modo de pagarse a crédito un terrenito en esa vivaz fantasmagoría, en esa cotidiana y empobrecedora cosmogonía. 

Hoy recuerdo a Giovanni Quiroz, el actor que interpretó al Zarco, en la Vendedora de Rosas. Hoy me pregunto si habrá quienes admitan que el uno no era el otro, y sean capaces de reconocer la capacidad de interpretación, el talento, la desdicha de su pronta partida. Dirán, quizá como parte del movimiento y la acción de mencionado discurso social: “Ah, es que las neas mueren así”. ¿Sí? ¿No será que la envidia es general y que como buena muestra del síndrome de las amapolas altas, el que intente buscar una nueva ruta al cielo, al mirador por encima de las montañas de su ilusorio estrato, simplemente, lo matan, lo anulan, de una u otra manera? ¿Serán la envidia y los héroes formas representativas de las polis?

Todo esto lo traigo, lo hago público, así sea para unos cuantos, porque hace días dije adiós, saqué de mi destino, a alguien a quien creía mi amigo y compañero de ruta. Lo hice porque me di cuenta que dignidad y respeto son lo mismo... tal vez, a veces debemos preguntarnos si quedándonos en un lugar, si sosteniendo el trato con ciertas personas, estamos actuando de un modo digno, respetuoso con uno mismo.