domingo, 30 de septiembre de 2018

Esa última hora que tanto inspira



Solo podemos ser seres humanos. Quiero decir seres biológicamente humanos. No niego el espíritu ni la fuerza de la razón, pero mucho de nuestra corporalidad se escapa a lo que somos capaces de nombrar. Crecer, en el mejor de los casos, es ir reconociendo y entendiendo esa biología propia. Y el cerebro, como órgano, también es tan particular como desconocido. Es una unidad sellada: ¿quién sabe con seguridad qué zona tiene más activa? En este terreno irrumpe el lenguaje. Todo ese grupo de imaginarios y señalamientos, incluyendo esas ideas de “humanidad”, a veces tan opuestas a la biología más primitiva e innegable del hombre. Hay diferencias entre impulsos y necesidades. Reconocer qué es para cada uno, un impulso y qué una necesidad (las cuales a veces se empiezan a manifestar a punta de impulsos…) es imperativo.