martes, 26 de octubre de 2021

Apuntes gripales

 

En la pandemia descubrí algo cercano a mi modo de vida ideal. No hay nada más peligroso que hablar de un sentido común: ¿cuál es la mano que lo redacta? Dentro de la lógica que supone el sentido común no se admiten ideas como "confía en la poesía de tu corazón". Aún así, ¿qué sería de nuestro vértigo sin esta serie de máximas? Lo más poderoso de la vida, lo vital, va en contra de ese sentido común.

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Creo que hay que enseñar a ser agradecidos de entrada, con el saludo, y no únicamente a dar las gracias en el momento de la despedida. Esto sin duda alguna, desde los modales y la formación en las buenas maneras, se nos volvería hábito, cosmogonía, y viviríamos dando las gracias desde el principio de los procesos y no únicamente al final, durante la vejez o a partir del momento cuando el final se presiente. 

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Muchas veces nuestra lectura se torna eurocentrista por la facilidad con la cual se construyen los relatos. Los cuentos, la historia de Europa suele ser tan predeciblemente lógica que somos capaces de comprender los furores de tantas vidas trazando una línea de eventos unidos (forzados) de manera coherente. Pero ninguna vida, ningún momento de la Humanidad ha sido así. Los acontecimientos no se trenzan de tal forma, y creer que es posible que la fugacidad excelsa y voluptuosa de nuestro vivir pueda ser narrada y manoseada así, consuela a pocos, y nos angustia a todos.

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¿Quién, quiénes me enseñaron a usar la palabra de determinada manera?