jueves, 11 de mayo de 2017

Bufón



Amistades y amistadecitas:
A veces me pregunto si de verdad tenemos secretos o si es que nos hacemos los bobos y jugamos el papel de ingenuos, para así manipular la realidad desde nuestro palco imaginario. A veces me pregunto qué es un secreto… ¿Que los más tibios, cuando somos libertarios y arriesgados somos de "izquierda", y que cuando tenemos miedo somos de "ultra derecha"? ¿Que los prejuicios nacen tanto del amor como de la rabia? ¿Que nunca dejan de gustarnos otras personas así estemos comprometidos y las deseamos simplemente para celebrar el privilegio de ser seres sexuados y apasionados? ¿Que algunos amigos desesperados y necesitados quieran conquistar a tu pareja o a tu ex pareja por el mismo motivo que expuse en la cuestión anterior y porque además tal vez se sienten "demasiado" como para estar solos (no sé por qué)? ¿Que hablen mal de ti solo porque sienten que “se les acaba el hilo”? ¿Que todos en una sociedad (¿gloriosamente?) capitalista estemos llamados a ser objetos con usos cada vez más específicos y que el hecho de hacernos el uno al otro un objeto es algo inevitable y hasta satisfactorio, pues así es que están sembrados los cimientos de nuestro sentido de pertenencia y de gratificación? El cerebro funciona por recompensas: creo que lo que llamamos secretos no son secretos, ni tampoco las perversiones ni las filias: no es que seamos suspicaces ni propongo una conducta cínica ante el abismo: pero el escandalizarse por nimiedades dolorosas y molestas, no es más que el síntoma de una estrategia. Sí: hay que trabajar en estas actitudes consecuencia del egocentrismo y la falta de empatía pero para mí, por ejemplo, que se cometan injusticias y crímenes bien noticiosos con niños y niñas es tan aborrecible como las silenciosas brutalidades que se cometen en contra de los ancianos. Dirán: no es lo mismo… pero esto es porque para nadie es un secreto que somos pilas y que vemos en los ancianos ese amuleto que guardamos conservado en bolsas encima del clóset y al que acudimos para conservar un sentido de humanidad cuando los malos tiempos llegan, o sea, cuando los clientes no pagan pronto, cuando nuestra ingenuidad nos pasa su factura: cuando nuestro maquillaje de mojigatos se nos corre… ¡guapos! El verdadero secreto para mí, como el ser cruzado por el lenguaje que soy desde incluso antes de nacer, es esa capacidad de crear, ese regalo que se trae al mundo y cuya correcta entrega depende de mucha formación, técnica y compromiso apasionado. Que sean todos los secretos revelados y que lo demás, aquello que tenemos hoy por secreto, se quede reservado porque no importa, porque se da por entendido. No tienes que pagarte un psicoanalista para ser más honesto contigo mismo. En resumen: resignación activa y revolución personal: deje de hacerse la/el bobo/a, no trate a los demás como bobos manipulando con ingenuidades, dé el nombre indicado a cada cosa, haga siempre su máximo esfuerzo y “sea el cambio que quiere ver sin esperar algo de los demás”.

miércoles, 10 de mayo de 2017

4 reflexiones


Si bien no todo te cae del cielo, el cielo sí te brinda algo, y tan importante es saber construir y trabajar, labrar con esfuerzo, como saber asimilar eso que nos cae del cielo, nombrarlo, aprovecharlo. Y más si se tienen ambiciones y pretensiones artísticas.
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Hay momentos en que nuestras creencias más arraigadas nos hacen daño y nos lastiman: nos incomodan hasta desequilibrarnos, granularnos, minimizarnos. Establecimos nuestros juicios y creencias desde una posición pero, no sé por qué, la vida nos pone y más rápido de lo esperado, al otro lado de ese juicio, como detrás de una pantalla de agua en la que nos vemos a nosotros mismos, más jóvenes y severos, juzgando y calificando esta posición en la que ahora estamos, casi como si con esa decisión de opinar como tirando dardos al otro lado, nos hubiéramos condenado a recibirlos cuando empezaran a caer en ese suelo que alguna vez creímos imposible de habitar y ajeno. La ingenuidad se renueva y a quienes en algún momento consideramos ingenuos, tal vez eran más fuertes e idealistas de lo que pudimos creer en el momento. Y del otro lado en el que resultamos estar no es que seamos víctimas inocentes de nuestras creencias del pasado: se nos antoja juzgar y respondernos a ese yo de hace unos cuantos años con opiniones aún más arrogantes. Pero saliéndose de esta mesa de ping pong notamos cuán egoístas podemos ser erigiendo creencias sin empatía, reducidos-a-una-reducida capacidad de comprensión, siendo piedras de río, ideólogos y justificadores de nuestros más enajenadores caprichos. Tal vez todas esas actitudes civiles y benevolentes que a veces tenemos con el otro, debiéramos aplicarlas también a un proceso intra personal.
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Creo que la estupidez es propia de conductas mas no de personas. Por tanto no creo en personas estúpidas pero sí en actitudes y conductas estúpidas que tal vez están muy arraigadas en sus personalidades y se han convertido en malos hábitos. Se me antojaría decir que hay estupideces peligrosas y otras benignas. Las benignas se pueden tornar nocivas pero tal vez no todo lo nocivo es peligroso. La estupidez como un fracaso inconsecuente es triste y desmotiva, pero la estupidez heroica que arrastra consigo fuertes consecuencias, es realmente nociva. El hacer daño al otro de manera intencional y consciente, reducir nuestras facultades, sentirse constantemente a salvo y en riesgo: estupidez.  No se trata de algo intelectual: se pueden crear hermosos poemas con mala ortografía, se puede entender la física cuántica desde la ignorancia (¿intuición?); y procuro no moralizar en mi intento por lograr una definición personal de la estupidez, pero creo que todo acto malo es estúpido en tanto es resultado del aturdimiento, de la miopía, de deshidratar los juicos en lo gregario, de confundir al campesino con el guerrillero, a la fiera con la mascota. Sigo pensando…  
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Ramón Maya fue profesor mío en el 2010. En aquellos días me dijo que le sorprendía notar cómo los niños ahora, cuando se reunían a jugar fútbol, ya estaban uniformados y establecían posiciones fijas de defensa, delantero, medio campista, y un etcétera que indican haberse formado en conocimientos técnicos en pro de una mayor capacidad de organización y competencia. Decía esto y lo comparaba con la manera como jugaba él en sus días: un modo más instintivo y orgánico, sin otra meta que disfrutar haciendo goles. Bien… genero relaciones con la banda, con la manera como “hacemos música”… con esas presiones que como banda vivimos ahora… tal vez el éxito de los Beach Boys fue crear como jugaban fútbol los niños en esos días.