miércoles, 24 de agosto de 2022

El camino

 


Soñé que en una de las montañas del bosque habían encontrado un supuesto cadáver. Cuando las autoridades fueron a ver, se trataba de un hombre que se había quedado dormido. Al preguntarle por qué, él respondió que iba “camino al camino”. Yo sabía cuál era ese camino. Lo recordé. No era uno trazado por profesionales de la ingeniería civil o de la arquitectura; era un camino que había sido hecho en bajada (muy pocos logran andarlo de subida) por mil y un personas necesitadas, afanadas y urgidas, yendo directo al vicio y a sus placeres. En el suelo árido que lo conforma (“las piedras del camino, son el camino”) se reconoce una insistencia, un sendero corte, una herida cargada con los vestigios del dolor y la angustia con la que fue trazado por infinidad de adictos y curiosos decididos. El destino son la satisfacción y el sentimiento de culpa. Los primeros que lo cruzaron se abrieron paso entre la maleza y las ramas altas, y quienes les siguieron nos dejaron el paso libre a los que después vinimos. Cada vez que yo pasé por allí, me aseguré de dejar la vía despejada para los que vendrían luego, pero nunca se encuentra uno con alguien: por el camino se anda solo. Varias veces he intentado devolverme, ascender a través de él para salir, y aunque a veces he creído estar fuera, de repente, es fácil encontrarse nuevamente dentro de sus contornos; lo difícil es precisar cómo evitarlo. Aún así, la consciencia que lo insufla de vida es candorosa y compasiva al hacernos creer que no estamos de nuevo recorriéndolo, sino solo soñándolo.  


jueves, 11 de agosto de 2022

Cambio directamente hacia mí


El nombre “El Bailarín Sin Son” se me ocurrió luego de leer la obra “El Diablo Cojuelo” de Luis Vélez de Guevara (“Allí está un bailarín que se ha quedado sin son, bailando en seco”); lo implementé para conservar mi anonimato cuando quise abrir MySpace. Luego lo utilicé para Blogger, Facebook, Twitter, e Instagram. Con los años, solo lo seguí usando para este sitio. Me gusta porque indica una nueva posibilidad: que hay bailarines carentes de son. Y creo que es algo que se puede amplificar hacia cualquier otro oficio, es decir, profesionales que no contienen en sí la sustancia que les justifica y les forma.

El nombre, más que un seudónimo, es también un personaje presente en mi primer libro, “Vida Querida”. Este ser, me representaba y hablaba por mí. Decía lo que yo callaba. Era quien yo no podía ser. En su grandilocuencia, en su pomposidad, en su ditirambos, yo me expresaba (me expreso aún) sin remordimiento alguno.

El nombre, más que el título de este blog, era también una sentencia, y no sin dejar de ser perjudicial, me anclaba en una manera: no tener son sino por medio de las palabras, y esto es algo que disuena con mis búsquedas actuales, definidas en parte por esa necesidad de cuerpo, de experiencias de movimiento, vitales. Dice el psicoanálisis que no es lo mismo cuerpo que organismo: el segundo es la máquina y todos sus procesos; el primero surge de la apropiación que logra el sujeto de su organismo. Hay diversas formas de apropiarse: la Música y la Danza son dos de ellas. Desde hace meses - ¿o años? la pandemia confundió los calendarios... - decidí emprender esta búsqueda por medio de Insomnio en Aves: me desnudé de instrumentos y decidí portar “únicamente” la palabra, y descubrí que para este fin no bastaba con cantar de un modo claro, sino que también el gesto logrado mediante toda mi figura resulta fundamental. No pretendo hacer coreografías; mi objetivo es el tono muscular, la sensación de estar vibrando, la elocuencia kinésica, el impulso verbal desde algo parecido a los mudras, o al contrapostto. Y de este modo comprendí que hacerme pasar por “El Bailarín Sin Son” no solo era impreciso (porque él es él, y yo soy otro), sino que además correspondía a un momento distinto y distante, y atendía a una serie de resueltas y vencidas necesidades. Además, ya es costumbre que yo hable acá con mi voz, teniendo en cuenta que desde hace meses mi querido Bailarín anda dando tumbos y volteretas en las libretas, en los borradores de mi mail, en mensajes de audio que luego organizo. Nuestra siguiente aventura ha sido llamar a las cosas por su nombre y reconocernos tomando distancia.

domingo, 7 de agosto de 2022

Ideando

 


Hay milagros que suceden a través de la angustia
Hay placeres que nos comprometen
Hay bendiciones que queman
Hay caricias que suponen golpes
Hay de haberes y de dolor
Yo soy mi buena y mi mala suerte.