domingo, 27 de octubre de 2019

Un motivo vivo y, tal vez, pasajero


Decidí comprar un Cd. Mientras pagaba sentí culpa. La colección crece más allá de mis capacidades de almacenamiento. Pero no solo por eso: sentí que ese acto, el de comprar un Cd, era un hábito adolescente, un gusto de cuando recién estaba empezando a conformar los muros de mi propia caverna. Esa colección, junto con la biblioteca, es algo privado que comparto con mis amigos. Productos comerciales que son ornamentos de mi soledad, para mi soledad. “¿No se supone que ahorrarías para viajar, para salir, para bajar del público al escenario?”, me dije mientras me lo empacaban. Llegué a la casa y escuché dos o tres canciones. Apagué el equipo. Sentí que ya no tengo tiempo para quedarme horas y horas escuchando música. Tampoco ganas. Los días pasaron. Luego, en un trance mientras surfeaba las toneladas de información de Instagram y Tinder me observé: ahora en mi soledad también “trabajo”, también consumo “productos comerciales”. “No es que no tenga tiempo – me dije —, es que ya no lo cuido. No es que ya no tenga ganas de quedarme a solas escuchando música horas y horas, es que ahora estoy en las profundidades de la distracción. Regalo mi atención a una plataforma que se lucra de ella, cayendo así en la trampa de creer que existo en la medida en que soy visto. Que no me pierdo de nada si sé en qué andan los demás”. En ese instante tuve otra certeza: sí, puede que aún compre música a manera de hábito perpetuado desde mi adolescencia, pero no solo es un acto justo y honrado (porque la música no se hace ni se graba ni se distribuye gratis), es una forma inconsciente de decirme a mí mismo que tal vez debiera desconectarme y no andar pegado al celular todo el día. Que internet nos está matando. Que las compañías celan nuestros ratos a solas. Sí: comprar Cd’s, o vinilos, es un acto romántico con el que busco perpetuar viva una industria herida, y no depender de la conexión a internet ni de mis datos móviles para escuchar música, para hacer íntimo y entero el viaje que nos proponen los artistas en cada disco.